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Livingston juega con el efecto sorpresa mediante el uso inesperado del reposacabeza que, con un gesto de rotación muy sencillo, se transforma en un cómodo apoyo para la espalda. Dispone de un respaldo “inteligente”, asociado con un cojín más pequeño mediante simples cremalleras. El asiento, suave e informal, se completa con una estructura aérea de acero que hace resaltar a la generosidad de los cojines. La peculiaridad del respaldo ajustable y la característica del cojín único del asiento otorgan al sofá Livingston un perfil único y singular, que se declina en composiciones infinitas.