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“Hace dos años presentamos una simpática pieza de cerámica a la que pusimos el nombre de Happy Susto, que en sí mismo era un contradicción, porque no daba miedo. Esta nueva interpretación tampoco, pero le da un toque nuevo. Desde que era pequeño siempre me resultó divertida la historia del Yeti, ese monstruo de las nieves que quiere asustar a los que van al Polo Norte. Convertido en un jarrón, se le pueden poner plantas en la cabeza para que parezca que tiene pelo y atemorice un poco más… Las pequeñas piezas de decoración, además de una función decorativa pueden tener también un valor artístico y emocional donde también cabe el sentido del humor.” Jaime Hayon.